Hace 20 mil años, habitantes de las proximidades del Lago Titicaca (entre Perú y Bolivia) se hicieron a la mar. Aprovechando vientos y mareas habrían llegado hasta costas guatemaltecas y mexicanas. Según esta hipótesis, ellos serían los antepasados del pueblo xinca, cuyo idioma actualmente se encuentra en peligro de extinción por la avanzada edad de sus escasos 18 hablantes. En la misma situación, aunque quizá no de manera tan dramática, otras lenguas de Guatemala están en riesgo de desaparecer a consecuencia de las migraciones, la falta de práctica y la asimilación por parte de otras lenguas.
Sin embargo, no todos los idiomas tienen un futuro tan amenazador. Algunos, como el kaqchiquel, k`iché, mam y q`eqchí no sólo son hablados por cientos de miles de personas, sino además se encuentran en expansión.
Tanto unas como otras forman parte del amplio legado cultural que hace de Guatemala un país multilingue en el que se habla un total de 25 idiomas diferentes entre mayas (22), xinca, garífuna y español.
Herencia maya
Según estudios de la Academia de Lenguas Maya, el 51 por ciento de la población guatemalteca es maya y, de ese porcentaje, el 45 por ciento (más de la quinta parte) de la población nacional, no habla español.
Las 22 lenguas de este amplio segmento tienen el mismo punto de origen, hace unos 4 mil años, según anota Terence Kaufman en su libro “Idiomas de Mesoamérica”: el Protomaya, cuyas características lingüísticas son todavía un enigma para los analistas. Esta semilla idiomática se fue dividiendo en corrientes o dialectos que evolucionaron por las guerras, las migraciones y las colonizaciones hasta dar lugar a las 22 lenguas mayas claramente diferenciadas que se hablan en la actualidad.
El proceso de evolución continúa y no tiene un rumbo único. Como explica Fidel Us, director de planificación lingüística y coordinador del área de estudios culturales de la Academia de las lenguas Mayas, “es un proceso que puede desembocar en el mantenimiento, crecimiento o desaparición, dependiendo del idioma y de las presiones que enfrente”. En este contexto, las cuatro lenguas mayas mayoritarias (kaqchikel, k`iché, q`eqchí y mam) tienden a expandirse, en algunos casos, en cuanto al número de hablantes. Un claro ejemplo de esto es el mam que pasó de 400 mil 609 hablantes en el censo de población de 1981, a la actual cifra de 519 mil 664.
Dispersión geográfica
Un estudio realizado entre 1998 y 1999 por Unesco y el Ministerio de Cultura demostró que en todos los municipios de la República se hablaba más de una lengua maya. Esta diseminación se debe, principalmente, a las migraciones internas que comenzaron en la época de la colonia por la esclavitud y el trabajo forzado.
A partir de la década de 1960, los desplazamientos se han debido, sobre todo, a dos causas: la pobreza, que ha obligado a diversos grupos étnicos a trasladarse a la capital, y el conflicto armado interno. “Fue importante la estampida que se produjo durante la guerra hacia las ciudades y oriente en la huída de la represión y de la violencia”, apunta Demetrio Cojtí, del Instituto de Estudios Interétnicos y ex viceministro de Educación Bilingüe.
Aunque el k`iché también mantiene esa tendencia al crecimiento, el q`eqchí es el caso más interesante: debido a que la conquista de este pueblo no fue mediante la violencia sino a través de la ideología divulgada por la Iglesia en su propia lengua, los q`eqchí sienten un gran arraigo cultural que ha llevado a que, incluso, hablantes de castellano necesiten aprender q`eqchí para comunicarse.
Lenguas sobrevivientes
Existe un segundo grupo de lenguas mayas que, si bien no crecen, se han mantenido debido al aumento demográfico. Son el achí, ch`ortí, chuj, ixil, jakalteko, poqomam, poqomchí, q`anjob`al y tz`utujil, con un número de hablantes que oscila entre 30 mil y 100 mil.
Hay un tercero formado por nueve idiomas en peligro de desaparecer. “Objetivamente tienen un nivel de expansión mucho menor y en algunos casos se ha observado la absorción por otras lenguas”, explica Lucía Verdugo, directora del Instituto de Lingüística de la Universidad Rafael Landívar. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la comunidad lingüística Itzá, localizada en Petén, que constituye una isla entre hablantes de castellano y q`eqchí, y el uspanteko”, enumera Rosa Elvira Zapeta, coordinadora de traducción de la Academia de Lenguas Mayas.
También en este grupo se encuentra, desde hace escasamente un año, el chalchiteko, hasta entonces considerado dialecto del awakateco. Durante las primeras décadas tras la independencia, Chalchitán y Aguacatán eran dos pueblos diferentes. Sin embargo, el 2 de febrero de 1881, Chalchitán fue suprimido y anexado como barrio de Aguacatán. A partir de entonces emepzó a ser considerada un dialecto del awakateco hasta que el 3 de junio de 2003, el Congreso aprobó el decreto 24-2003 que reconocía al chalchiteko como idioma y aumentaba así a 22 las lenguas mayas.
Las no mayas
En el abanico de lenguas de Guatemala, existen dos que, por sus orígenes, suelen estudiarse aparte: el xinca y el garífuna.
Tradicionalmente se consideraba el xinca como parte de la familia yuco-azteca y se la ha relacionado con el náhualt, hablado en México. Sin embargo, recientes estudios contemplan otra posibilidad. “El xinca no responde a ningún patrón maya ni azteca”, comenta Ramiro López, miembro del Consejo del Pueblo Xinca de Guatemala. “Su origen podría estar relacionado con alguna familia de migrantes incas”, añade. Se llegó a esta conclusiones al comprobar que el 60 por ciento de la lengua tenía raíces fonéticas y gramaticales quéchuas. “Si a esto se une el hallazgo de restos de embarcaciones fabricadas con materiales que sólo existen al lago Titicaca, la ecuación parece correcta”, analiza López.
Sin embargo, esta lengua de origen tan distante podría desaparecer en poco tiempo. Según el “Atlas Lingüístico de Guatemala”, coordinado por Michael Richards, tan sólo 18 personas practican este idioma. “Las pocas personas que lo hablan como lengua materna son ya ancianas y sólo 12 la utilizamos como segundo idioma. Como esto siga así, la desaparición parece inexorable”, analiza Ramiro López.
Más alentadora es la situación del garífuna ya que se estima que tiene 140 mil hablantes en todo el mundo. Concretamente en Guatemala, según el censo de 2002 del Instituto nacional de Estadísticas (INE), habría un total de 5 mil 40 garífunas. “Esta lengua surgió en la Isla de san Vicente (Yurúmain, Antillas Menores) hace más de seis siglos por la unión de dos idiomas, el arawak y el hallína”, explican Leticia Englenton Arzú y Gutberto Nicolás Leiva Alvarez del Centro de Investigación Afrocaribe Wadimalu Garífuna.
Racismo y lengua
Aunque son 25 los idiomas hablados en Guatemala, el que goza de total hegemonía es el castellano, que se ha convertido en la lengua franca de la República y aparece como única oficial en la Constitución. “Por culpa del racismo la elite del país ha considerado superior la cultura española y su idioma”, analiza Michael Richards. Este fenómeno ha derivado, por ejemplo en el escaso apoyo que ha recibido la educación bilingüe, indispensable para evitar el fracaso y la deserción escolar en amplias zonas del país, donde la población es predominantemente indígena. “El Estado también es cautivo de este paradigma racista y, por ello, considera que a los indígenas hay que tornarlos a la cultura ladina. Asimismo, el funcionario se extraña de la educación bilingüe y bloquea las iniciativas”, explica Demetrio Cojtí.
De una importancia similar a la educación bilingüe para aquellas comunidades cuya lengua es tan fuerte que desconocen el español, resulta la reactivación de las lenguas a punto de desaparecer, que tampoco reciben mucha atención gubernamental. “Existen diferentes medios para fortalecer un idioma: Programas de revitalización de comunicación oral, como contar cuentos a los niños y documentar las lenguas”, explica Lucía Verdugo.
A pesar de que nueve de las lenguas mayas se encuentran en un proceso que podría llevarlas a la desaparición, la Academia de Lenguas Mayas no propone cursos para fomentar su recuperación debido a que su política va encaminada a que toda la población maya hable K`iché como idioma común.
En una postura contraria, el Consejo del Pueblo Xinca está esforzándose en la reactivación de su idioma. “Hemos realizado una gramática con ayuda de sus pocos hablantes y, ante las crecientes demandas de cursos de xinca, estamos intentando organizarlos”, comenta Ramiro López.
Las iniciativas por aprender las lenguas minoritarias podría ser un indicio de que la situación no es tan negativa pues, como dice Michael Richards, “no creo que vaya a producirse una castellanización irreversible ya que se observa mucho interés en las comunidades por recuperar el idioma de los antepasados, pero hay que tener cuidado, existe mucha riqueza codificada en estas lenguas y su pérdida es una pérdida para todos”.
Datos sobre las lenguas de Guatemala
Achi: 51,593 hablantes; 1,794 kilómetros cuadrados de extensión.
Akateko: 5,572 hablantes; 111 kilómetros cuadrados de extensión.
Awakateko: 1,272 hablantes; 240 kilómetros cuadrados de extensión.
Chalchiteko: 35,000 hablantes situados en 32 comunidades, 24 aldeas y 8 caseríos.
Ch`ortí: 9,105 hablantes; 240 kilómetros cuadrados de extensión.
Chuj: 38,253 hablantes; 1,415 kilómetros cuadrados de extensión.
Garífuna: 203 hablantes; 20 kilómetros cuadrados de extensión.
Ixil: 69,137 hablantes; 1,439 kilómetros cuadrados de extensión.
Itzá: 123 hablantes; 1 kilómetro cuadrados de extensión.
Kaqchikel: 475,889 hablantes; 4,537 kilómetros cuadrados de extensión.
K`iché: 922,378 hablantes; 7,918 kilómetros cuadrados de extensión.
Mam: 519,64 hablantes; 6,577 kilómetros cuadrados de extensión.
Mopan: 468 hablantes; 186 kilómetros cuadrados de extensión.
Poptí: 38,350 hablantes; 341 kilómetros cuadrados de extensión.
Poqomam: 9,548 hablantes; 547 kilómetros cuadrados de extensión.
Poqomchí: 69,716 hablantes; 2,474 kilómetros cuadrados de extensión.
Q`anjob`al: 99,211 hablantes; 1,996 kilómetros cuadrados de extensión.
Q`eqchí: 726,723 hablantes; 24,662 kilómetros cuadrados de extensión.
Sakapulteco: 3,940 hablantes; 62 kilómetros cuadrados de extensión.
Sipakapense: 6,334 hablantes; 93 kilómetros cuadrados de extensión.
Tektiteko: 1,241 hablantes; 47 kilómetros cuadrados de extensión.
Tz`utujil: 47,669 hablantes; 350 kilómetros cuadrados de extensión.
Uspanteko: 1,231 hablantes; 57 kilómetros cuadrados de extensión.
Xinca: 18 hablantes; 2 kilómetros cuadrados de extensión.
Liliana Pellicer – Revista D, 23 de enero de 2005