La floricultura fue ampliamente beneficiado con el ATPDEA, como producto del cual los exportadores dejaron de cancelar cerca de 30 millones de dólares anuales en impuestos en EEUU. La prolongación de estos beneficios fue una de las principales justificaciones para la negociación del TLC, hasta el punto que el presidente Uribe varias veces expresó su preocupación por que iba a llegar la fecha de culminación del ATPDEA y todavía no se hubiera concretado el TLC.
Según el gobierno con el TLC no solo se garantizaría estabilidad en las exportaciones de flores sino buenos empleos y abundante inversión extranjera.
Ahora resulta que esta multinacional, dentro de su estrategia mundial retira una parte de sus inversiones, deja en la calle un número importante de personas, la mayor parte mujeres y no le importa cuantas concesiones hizo Uribe en el TLC para asegurarles la estabilidad de sus negocios y tampoco fue motivo para continuar, el apoyo que el gobierno les dio el año pasado con las medidas de cubrimiento a los riesgos cambiarios que la protegían contra la revaluación. Esto demuestra que la lógica de los inversionistas extranjeros es simplemente la búsqueda de mano de obra barata, localizarse en países que tengan costos más bajos y además poseen una estrategia mundial que les permite reubicar de un día para otro sus empresas.
Las condiciones laborales de trabajadores y trabajadoras de las flores son lamentables. El empleo es inestable, los contratos son cortos y se hacen a través de Cooperativas de Trabajo Asociado que les conculcan sus derechos laborales. Apenas reciben el salario mínimo, difícilmente les reconocen las horas extras. La discriminación contra las mujeres especialmente las embarazadas es generalizada y las condiciones de salud pésimas. Los sindicatos son perseguidos. A pesar de esto los empresarios manifiestan descaradamente que los trabajadores y trabajadoras hacen muchas exigencias y no deja de ser diciente que los despidos afecten gravemente al único sindicato independiente del sector.
El caso de las flores muestra que clase de trabajo es el que se producirá con el TLC, pero los recientes acontecimientos muestran también que ni siquiera este estará asegurado.
En sector en el que el gobierno se ufanaba de que Colombia tenía ventajas, Dole Food Company decidió que no era así o por lo menos que no eran tantas y el gobierno la única alternativa que tiene es deteriorar aun más las condiciones laborales para competir con los países africanos y China que son fuertes exportadores.
El país con el TLC fue sacrificado para salvar a los floricultores, textileros y a uno que otro exportador. Las decisiones de Dole demuestran lo efímero y volátil de una inversión que se basa solamente en la superexplotación de la mano de obra, pues siempre habrá a nivel mundial quien ofrezca condiciones peores. El capítulo laboral del TLC es inútil para contrarrestar esta situación y más bien tiende a perpetuarla. La verdad es que Colombia será aun más presa de la codicia de las multinacionales que cobrarán caro los dineros que inviertan y mientras el gobierno se desvela por asegurarles estabilidad jurídica, en el caso de los trabajadores y trabajadoras no hay preocupación por la dignidad de sus condiciones laborales y estabilidad se sus empleos.
Desde antes de firmarse el TLC se evidencia una situación que de se agravará con su entrada en vigencia a menos que la población colombiana lo detenga.
Bogotá, octubre 25 de 2006
Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca