Por la tarde del 8 de agosto, unos 100 policías ingresaron al lugar sin que nadie presentara resistencia. En el cementerio de la localidad encontraron a un joven de 20 años a quien la turba había golpeado hasta dejarlo moribundo.
Aunque se había previsto la actuación del Ejército, ya no fue necesario pues los manifestantes huyeron al ver a la policía.
Bloqueo
El malestar de los pobladores emergió luego de varias protestas en las que llegaron a bloquear un tramo de la ruta Interamericana para oponerse a la aprobación de las leyes de aguas y de concesiones que discute el legislativo y que según ellos podrían privatizar los recursos hídricos y su distribución.
El oficial de policía Faustino Jacinto dijo a la AP que la estación y dos vehículos de la policía, y la casa del alcalde fueron incendiados o destruidos por los inconformes.
Precisó que los hechos se registraron en el municipio de Momostenango, a unos 150 kilómetros al oeste de la capital, cuando este fue sitiado por los sublevados que colocaron cuatro barricadas en la principal carretera de acceso para impedir el paso de autoridades.
Expulsión
Faustino Jacinto también informó que los él junto con sus 60 efectivos policiales y otras autoridades fueron expulsadas de la población y permanecen en la comunidad de San Francisco el Alto, vecina al escenario de los desórdenes a la espera de que lleguen refuerzos del ejército para aplacar el alzamiento.
Momostenango es una comunidad de indígenas quichés que conservan sus tradiciones culturales y agrícolas. Aparte de sembrar maíz, que es el principal cultivo, crían ovejas de las que obtienen lana con la que fabrican frazadas y alfombras.