En un fallo que hizo caso omiso de las circunstancias en que Romina Tejerina, una joven jujeña de 21 años, mató a su beba recién nacida, los jueces Antonio Llermanos, Héctor Carrillo y Alfredo Frías, de la Sala II de la Cámara Penal de San Salvador de Jujuy, en Argentina, la condenaron a 14 años de prisión por el cargo de homicidio calificado.
La condena por parte de los jueces en contra de Romina era previsible, lo contrario habría sido sorprendente, ya que desde el inicio del drama que la llevó a terminar con la vida de su beba, parte de la sociedad argentina ya la había condenado. Por no aceptar calladamente haber sido violada, por no aceptar calladamente ser madre de un bebé producto de esa violación, por no haber seguido sumisamente lo que la sociedad quería que hiciera: callar y aceptar incólume las consecuencias de un acto en el que ella fue una víctima.
Romina tenía 18 años cuando fue violada por un vecino de 45. Por vergüenza no dijo nada; cuando se dio cuenta de que estaba embarazada ajustó más sus ropas y tampoco dijo nada a su familia ni a su entorno. El resto de la historia es conocida.
La psicoanalista Martha Rosenberg, integrante del Foro por los Derechos Reproductivos de Argentina, explicaba al diario Página/12 lo que, a su entender, le había sucedido a la joven: “Romina no pudo sustraerse a la hostilidad mortífera en que la envolvió su violación. No hubo dispositivo social sensible a su situación de violencia sexual. Tampoco tuvo acceso a la anticoncepción de emergencia que hubiera debido estar disponible para ella. No sólo se hubiera prevenido el embarazo, sino los nueve meses de gestación de la locura y el crimen. No es ella quien debe pagar por esto. Su violador debe ser juzgado y condenado. Romina ya ha pagado más de lo que es justo y debe ser asistida para que el haber sido víctima de una violación impune no la condene además a perder su vida en la cárcel”.
En la página web dedicada a la solidaridad con la joven se plantea claramente que la situación de Romina “es consecuencia de una triple violación de los derechos humanos. Fue violada y embarazada como resultado de esa violación, el violador está en libertad, no pudo acceder al aborto porque se interpreta que la ley lo penaliza y de hecho no es accesible. En plena crisis puerperal quita la vida a la criatura nacida como producto de la violación y es encarcelada. Estimamos que hay voluntad de condenarla en el juicio sin considerar los atenuantes”.
LA DRISCRIMINACION DE GENERO
Romina escuchó de pie la lectura de su condena. Sólo pudo abrazarse llorando con Mariana Vargas, su abogada defensora. En la calle, su familia, que había sido desalojada de la Sala luego del alegato de la fiscalía, también lloraba.
Las reacciones vinieron de inmediato. El mismo viernes 10 de junio, día del fallo, la diputada nacional Marcela Rodríguez expresó su repudio ante la sentencia de 14 años de prisión, señalando que este caso era una muestra del patrón de discriminación que existe en el sistema judicial contra las mujeres.
Rodríguez afirmó que Romina fue víctima de una serie de violaciones a sus derechos de los cuales el Estado fue cómplice. En tal sentido, sostuvo que “es una vergüenza que el tribunal haya desconocido la condición de inimputabilidad y le haya aplicado a Romina una pena mayor que las dictadas en otros casos, en los que los acusados son hombres.”
Para que no queden dudas, mencionó dos ejemplos. En el primero, la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires consideró que el homicidio cometido por un hombre en contra de su esposa fue hecho en estado de emoción violenta justificada porque el hombre había sufrido terribles perjuicios por la separación, tales como “cuidado de la casa, atención de la cocina y limpieza, etc. ”
En el segundo caso, esta vez en Rosario, un juez consideró que existían circunstancias atenuantes extraordinarias para un hombre que asesinó a su esposa, porque ésta le fue infiel y “la víctima se puso en situación de riesgo”. En ambos casos, los hombres recibieron penas menores que la que se dictó en contra de Romina Tejerina.
Por su parte, los medios de comunicación, que cubrieron ampliamente el proceso judicial de Romina, dieron su punto de vista frente al fallo de los jueces.
El periodista Miguel Pisano, del diario La Capital, de Rosario, Santa Fe, señala que esta es la justicia “en una sociedad donde es natural que el hombre haga lo que quiera (…). En cada marcha por Romina aparece un grupo de mujeres militantes de distintos pueblos y ciudades jujeñas y salteñas, con carteles con fotos de chicas que fueron asesinadas a golpes por sus compañeros. ”
“Son historias de vida y de muerte conmovedoras –continúa el periodista–. Como el caso de Lila, Analía Milagros Medina, una chica de 22 años que habría sido asesinada a golpes por José Luis Bueno el 29 de enero de 2004 en la ciudad jujeña de Libertador General San Martín, según denuncia su familia. Pero eso no es todo: el bueno de José Luis sólo duerme en la comisaría de Libertador General San Martín gracias a los oficios del fiscal Parenti y del propio juez Juárez, y cobra un plan como Jefe de Hogar y, además, ‘amenazó con matar a su hija de dos años y con suicidarse’, según denunciaron los familiares de la chica en la marcha por Romina del viernes. ”
El periodista indica que “gran parte de la sociedad jujeña ya había condenado a Romina por un crimen tan espeluznante como inenarrable, el de su beba recién nacida. Pero se quedó con esa única foto de la mañana de sangre y locura del 23 de febrero de 2003, cuando intentó abortar en el baño de su casa en San Pedro, y dejó en un segundísimo plano la imagen del abuso sexual denunciado, que ni siquiera fue investigado por el impresentable juez Juárez, y no se ha enterado del contexto social y cultural en el que habría que mirar esta durísima historia de vida.”
“En realidad, la violación y el neonaticidio que sufrió Romina Tejerina y su dispar tratamiento social y judicial puso en debate el sistema social, judicial y hasta cultural de vastos sectores de nuestro país, en el marco de una sociedad machista y patriarcal, que naturaliza, promueve y reproduce la violencia sexual e institucional hacia la mujer, los pobres y los marginados.”
La defensa de Romina conocerá los fundamentos de la sentencia el 21 o 22 de junio. El abogado Fernando Molinas, abogado de Romina Tejerina junto a Mariana Vargas, explicó que a partir de alli existen varias posibilidades para lograr la libertad de su defendida.
La primera es la judicial, donde se planteará el recurso de casación ante el Superior Tribunal y, eventualmente, un recurso extraordinario ante la Corte Suprema para cambiar la calificación y permitir que la absuelvan.
La segunda es abrir el debate para volver a la figura de infanticidio en el Código Penal con lo cual, de sancionarse nuevamente la figura que fue derogada, se podría aplicar a Romina una pena mucho menor aún después de condenada, porque la prueba más benigna puede ser invocada para el cómputo de la pena. Y finalmente, “pelear por un indulto y comprometer al Gobierno de la Provincia para que conmute o indulte la pena de Romina”.