Nuevamente queremos dejar constancia de las acciones de terror que se vienen haciendo en contra de nuestro proceso; los hechos que dejamos a la historia y la humanidad para que sean algún día juzgados son los siguientes:
– El 16 de mayo hacia las 12:45 p.m. fue detenido por la policía en el terminal de transportes de Apartadó el señor Aldemar Vasco. Le dijeron que lo llevaban para que el coronel le hiciera varias preguntas y le diera informaciones sobre la comunidad. Después de que la Defensoría del Pueblo preguntara los motivos de la detención, fue dejado en libertad hacia las 2 p.m. diciendo que se habían equivocado de persona.
– El mismo 16 de mayo hacia las 4:15 p.m. en el retén militar ubicado en La Balsa, entre la carretera de Apartadó y San Josesito, fue amenazado el menor de edad Germán Echevarria de 16 años, quien vive en San Josesito y traía un mercado en el carro de servicio público. Los militares le dijeron que ese mercado era para la guerrilla y que tenían que entrar a San Josesito para sacar a varia gente y que se cuidara porque si lo cogían por un camino, no respondían de lo que le podían hacer.
– El día 20 de mayo a las 11 a.m. miembros del ejército llegaron a la vereda La Cristalina (zona humanitaria) y amenazaron a dos familias diciéndoles que eran guerrilleros, que tenían que irse de esa vereda y que le dijeran lo mismo a las demás familias, que si no hacían caso les iba a pesar porque la situación iba a ponerse difícil a todos los que vivían en las veredas.
– El día 21 de mayo a las 8 a.m. se dieron enfrentamientos en la vereda La Linda y resultó muerto un guerrillero. El ejército estaba ubicado en la casa de un campesino a quien amenazaron junto con su familia. Hacia las 12:10 p.m., cuando los militares bajaban el cuerpo del guerrillero, a unos cinco minutos de San Josesito, el ejército detuvo al joven Jairo Usuga. Con la tropa iba el señor William Montoya, quien había sido detenido días antes por el ejército, y acusa a Jairo Usuga de ser guerrillero. El joven les responde que no es verdad pero que, en cambio, varios de los que iban con el ejército habían sido vistos como milicianos en Caracolí y que ahora andaban con el ejército. Les dijo que al campesinado lo trataban a toda hora mal sin haberles hecho nada mientras que los que se habían enfrentado a ellos y habían realizado acciones de muerte ahora andaban juntos atacando a civiles como lo que había hecho el ejército en la masacre de La Resbalosa. Al decir esto, el militar encargado lo golpeó y le dijo que se entregara para trabajar con ellos. El respondió que no tenía que trabajar con ningún grupo armado, que tenía mujer y una niña, le dijeron que lo iban a matar y lo iban a llevar con el guerrillero muerto que llevaban. Jairo les respondió que lo mataran si querían, que él sabía que lo mataban y luego le colocaban un fusil, pero que mucha gente era testiga que él se la pasaba cargando madera. De nuevo lo golpeó con una antena y le dijo que estaba muy alzado. El comandante del ejercito que iba allí le siguió tratando de guerrillero y que se entregara o lo mataban; el siguió diciéndoles que lo mataran si querían pero que como campesino civil no tenía que andar con ningún grupo armado, después de tenerlo como una hora diciéndole que se cuidara de que no lo encontraran por un camino por que le iba bien mal, lo dejaron ir. Cuatro días después, el señor William Montoya estaba en Bogota como testigo del ejército en la cámara de representantes acusando a miembros de la comunidad de guerrilleros, así como al padre Javier Giraldo y a Gloria Cuartas.
– El 27 de mayo a las 5:35 p.m., en los alrededores de San José, el ejército detiene a dos miembros de la comunidad y les dice que está prohibido pasar por donde ellos están. Ellos les responden que tienen que transitar por los caminos pero el ejército les acusa de ser guerrilleros, que saben que están en San Josesito y que le digan ala gente de allí que es una comunidad h.p. guerrillera y que si la guerrilla llegaba a tirarle a ellos o a la policía o hacerle algo a alguien que estaba con ellos se metían con los paras y arrasaban San Josesito, que por cada muerto que ellos tuvieran tres muertos pondría la comunidad. Luego de amenazarlos nuevamente los soltaron.
– El 29 de mayo hacia a las 10 a.m. subieron por la carretera en una moto hacia San José dos paramilitares uno de ellos apodado Lalo y que había estado en el retén paramilitar en tierra amarilla entre febrero y junio de 2002 donde asesinaron a más de 15 personas de la comunidad. En San José habló con la policía y luego fue a varias casas dejando el mensaje que tenían que dejar las casas para ellos, se la pasó todo el día en San José y bajó hacia las 5 p.m.
– El 2 de junio a las 10 a.m. el conductor que llevaba alimentación para la gente desplazada, después de haber sido avisada la fuerza pública por Defensoría del Pueblo, fue detenido por la policía ubicada en la salida de Apartadó en el sitio llamado el Mangolo. Allí lo amenazaron con que si seguía viniendo los paras lo iban a joder, que era un colaborador de la guerrilla al traer alimentación para toda esa manada de guerrilleros de la comunidad de paz. Ese mismo día en San José, amanecieron dos casas de miembros de la comunidad con los candados rotos y varias cosas dañadas.
Es evidente el asedio, las amenazas de muerte y extermino contra la comunidad, que siempre se han hecho realidad. Antes de la masacre, denunciamos las amenazas que recibíamos y se cumplieron. Nuevamente un camino de terror y muerte se viene sembrando contra nuestro proceso: el gobierno quiere aniquilarnos, por ello pedimos la solidaridad nacional e internacional para que estas acciones de terror por parte de la fuerza pública cesen y las amenazas que nos hacen no se lleven a cabo, así como la toma de los paras de San José con el apoyo de la fuerza pública como es evidente.
Seguimos firmes en nuestros principios en nuestra organización en las diversas zonas humanitarias, no cederemos a ningún actor armado, a sus amenazas, nuestra posición de neutralidad la seguiremos pese a las mentiras de la fuerza publica, de sus montajes y atropellos. Sabemos que algún día la justicia universal caerá sobre todo este derrame de sangre y muerte, la impunidad en nuestro país será superada por la solidaridad internacional. Nuevamente agradecemos el apoyo a nuestro proceso que hoy mas que nunca creemos tiene sentido en medio de una guerra, la búsqueda de la dignidad por la que apostamos diariamente es una causa justa para seguir caminando con esperanza.
Junio 6 de 2005 – Comunidad de Paz de San José de Apartadó